Hace tiempo, mucho tiempo... en un lugar del que nadie sabe ni nadie conoce, en un gran edificio una silueta se pasea danzando por un salón vacío, los movimientos frágiles pero a la vez apasionados hacían ver este ballet lleno de emoción y sentimiento.
En el fondo, se podía escuchar una melodía lejana proveniente de algún salón, era una canción de piano...
La melodía hizo que la silueta dejara de bailar, captando su atención, miro a los lados y sin dudar salio rápidamente por la puerta tratando de escuchar atentamente para encontrar el lugar de donde provenía el sonido.
El lugar donde se encontraba, era una academia artística de prestigio, el edificio era grande y muy viejo, había numerosas habitaciones para los alumnos y varios salones para cada especialidad artística.
La silueta era una chica, de estatura promedio, muy delgada y de cabellos tan negros como el carbón, sus ojos eran de un hermoso verde oliva y una nariz respingada y pequeña.
Doblo a la izquierda encontrándose con las escaleras que guiaban al salón abandonado, un salón al que ya nadie solía ir, ¿los motivos? ni ella sabia el porqué, solo era así y nada más. Subió, podía sentirse el leve olor a humedad, las escaleras estaban polvorosas pero el sonido se hacia mas fuerte y mas claro, al subir pudo ver la puerta entre abierta, asomo la vista.
Una persona, sola y con la mirada tan vacía, parecía que acariciaba el piano de forma delicada pero a la vez tocándolo con suma tristeza, algo resbalaba de las muñecas del pianista, goteando por las teclas.
Ella abrió la puerta haciendo que produciera un ruido agudo, la persona en acto de reflejo dejo de tocar, levantando su vista en dirección a ella, frunciendo el ceño.
Lo miro con suma atención, era un muchacho, su cabello era igual de negro que el de ella pero ondulado, era delgado y sus ojos tenían un tono gris, pero a pesar de que su mirada penetrara con la de ella, se sentía un vació, se veían tan cansados y tan tristes.
- ¿Qué haces aquí? .- Dijo el muchacho, su voz era firme, y grave.
- La curiosidad me trajo.. .- La voz de ella era tranquila y suave, se acercó sin sentirse intimidada.
- Lárgate .- El muchacho se levanto a la defensiva.
El pie de ella se topo con un abre cartas, manchado de lo que parecía ser sangre; levanto la vista y pudo ver que las muñecas del muchacho sangraban levemente.
- Mientras ensayo, suelo lastimarme algunas veces, en este tiempo afortunadamente no me ha pasado nada .- Ella sonrío mientras de su bolsillo sacaba unas vendas.- No es muy común ver alumnos en esta temporada, todos están de vacaciones .- Mientras hablaba, deposito los vendajes sobre el piano.
Él la observaba en silencio, la actitud que mostró, como si no hubiese pasado gran cosa lo desconcertó, la tenía muy cerca, de un momento a otro levanto la vista.
- ¿Cómo algo tan lleno de sentimiento, puede ser tan vació? .- Dijo ella, mirándolo a los ojos unos minutos para después apartarse y salir del lugar no sin antes susurrar .- Charlotte... .- Desapareciendo tras esa vieja puerta.
Nuevamente, en ese salón abandonado, todo volvió a ser un desgarrador silencio, el volteo para atrás, el gran ventanal le daba la vista al jardín y unas nubes negras se veían cercanas.
- Kit... .- Susurró él, sentándose en el taburete, mirando hacia afuera.
Las cicatrices dejan recuerdos, no se lastimaba por el hecho de querer morir, de nada iba a servir comenzar a iniciarlo todo de nuevo, la vida se dedicaría a ponerlo nuevamente en este mundo.
Una cicatriz era un recuerdo, era un recordatorio para jamás olvidar... las primeras sensaciones que vivió.
Eso pensaba Kit mientras veía como la lluvia se desataba intensamente.